Existen varias opciones de tratamiento para el síndrome del intestino irritable. Una nueva investigación de A. Rej et al., del Grupo de Gastroenterología de Sheffield, ha demostrado que una dieta sin gluten es una opción dietética tan eficaz como las recomendaciones dietéticas tradicionales y la dieta baja en FODMAP.
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno intestinal funcional común caracterizado por dolor abdominal crónico, hinchazón y alteración de los hábitos intestinales. A menudo se recomiendan terapias dietéticas para el SII, ya que más del 80% de los afectados refieren síntomas relacionados con la alimentación.
En un estudio pionero en su género, los investigadores dirigidos por A. Rej, en el mayor estudio multicéntrico de este tipo, examinaron el uso a largo plazo de la dieta baja en FODMAP en pacientes con SII. El estudio descubrió que la dieta baja en FODMAP tenía una larga vida y un éxito continuado en la mayoría de los pacientes, ya que el 76% continuaba siguiendo una forma personalizada de la dieta hasta 8 años después. Uno de los resultados del estudio que más llamó la atención fue que el 68% de los pacientes que afirmaron seguir una dieta personalizada baja en FODMAP a largo plazo compraban regularmente productos especiales, sin gluten ni trigo, para aliviar sus síntomas. Esto llevó a los investigadores a preguntarse si la dieta sin gluten es en realidad una vía más fácil para obtener los mismos beneficios y si la dieta sin gluten (DSG) es en realidad el núcleo de la dieta "personalizada" baja en FODMAP.
Método
Se reclutaron pacientes de dos centros de atención secundaria del Reino Unido. Los criterios de inclusión fueron: Adultos ≥ 18 años, diagnosticados con SII-D o SII-M siguiendo criterios Roma IV y una puntuación de gravedad de los síntomas del SII >75. Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a diferentes grupos, los cuales recibieron formación para seguir una recomendación dietética tradicional, una dieta baja en FODMAP o una la dieta sin gluten. Los participantes recibieron recibieron asesoramiento dietético de la mano de dietistas especializados, con el fin de que fueran capaces de seguir su dieta durante 4 semanas consecutivas.
Resultados
Un total de 99 participantes, 33 por grupo, completaron el estudio. La edad media era de 37 años, 71% mujeres, 75% SII-D, 25% SII-M. El 9% de los participantes padecía SII leve, el 47% SII moderado y el 45% SII grave.
Las dietas no difirieron significativamente en eficacia clínica. El punto final primario de reducción de la puntuación de gravedad de los síntomas del SII (SII-SSS) en ≥ 50 puntos lo alcanzó el 42% con las recomendaciones dietéticas tradicionales, el 55% con la dieta baja en FODMAP y el 58% con la DSG, sin presentarse diferencias significativas entre los grupos.
Las personas consideraron que las recomendaciones dietéticas tradicionales y la DSG eran más fáciles de incorporar a sus vidas que la dieta baja en FODMAP, y que las recomendaciones dietéticas tradicionales eran más baratas, requerían menos tiempo para hacer la compra y eran más fáciles de seguir cuando se comía fuera de casa. La proporción de personas que considerarían continuar con la dieta fue del 70% para las recomendaciones dietéticas tradicionales, del 67% para la dieta baja en FODMAP y del 61% para la DSG, sin diferencias haber significativas entre los grupos.
Si que pudo observarse que la ingesta de FODMAP se redujo en todos los grupos. Es decir, hubo una reducción significativa en la ingesta total de FODMAP dentro del grupo independientemente del tipo de dieta. La mayor reducción se observó en la dieta baja en FODMAP (27,7 g/día antes de la intervención a 7,6 g/día en la semana 4) en comparación con las recomendaciones dietéticas tradicionales (24,9 g/día a 15,2 g/día) y la DSG (27,4 g/día a 22,4 g/día).
Conclusión
El principal hallazgo del estudio fue que las tres dietas eran igualmente eficaces en el tratamiento de los síntomas en pacientes con SII. Mientras que la restricción dietética tradicional resultó ser más cómoda para el paciente y, por lo tanto, debería seguir siendo la opción de tratamiento dietético de primera elección, la dieta baja en FODMAP y la DSG deberían considerarse alternativas de segunda elección al ser igualmente eficaces, en función de las preferencias del paciente y de la opinión de los especialistas. Estos hallazgos son de particular importancia, ya que un estudio anterior realizado por el mismo equipo mostró desigualdad en la prestación de servicios dietéticos gastrointestinales en toda Inglaterra, con variaciones regionales en los niveles de prestación y el alcance de la atención especializada y el tiempo insuficiente para las citas clínicas. Dados estos resultados, existe una necesidad urgente de considerar intervenciones dietéticas menos complejas para afecciones comunes como el SII con el fin de maximizar la eficiencia y los estándares de atención al paciente.