Una parte del protocolo para el diagnóstico de la enfermedad celíaca se centra en las pruebas serológicas para detectar anticuerpos en la sangre (anticuerpos antitransglutaminasa tTG, antigliadina AGA y antiendomisio EMA). Estas pruebas, en ocasiones, se pueden acompañar de una prueba genética para buscar el haplotipo HLA DQ2/DQ8, un indicador de predisposición a desarrollar la enfermedad. Por último, el protocolo también contempla la biopsia intestinal, con el fin de poder observar si existe atrofia de las vellosidades intestinales, y poder confirmar el diagnóstico definitivo.
Sin embargo, existen formas de enfermedad celíaca (o estadios de la enfermedad) en las que el diagnóstico es más complejo. Una de ellas es la enfermedad celíaca potencial, una forma de enfermedad celíaca caracterizada por pruebas serológicas y genéticas positivas en pacientes que, sin embargo, presentan una mucosa duodenal normal o un aumento de los linfocitos intraepiteliales, sin atrofia de las vellosidades intestinales.
Un importante avance para el diagnóstico de estos casos viene de una nueva técnica desarrollada por investigadores de la Universidad Federico II de Nápoles, gracias a un proyecto de investigación financiado por la AIC, la Asociación Italiana de Celíacos.
El estudio realizado por los investigadores italianos se ha publicado en la revista Journal of Immunological Methods. Este nuevo método surge como resultado de la combinación de dos técnicas de análisis ya conocidas. Permite cuantificar y caracterizar linfocitos específicos, que se infiltran en la mucosa intestinal, poniendo de manifiesto una posible enfermedad celíaca.
Uno de los puntos fuertes de esta innovación es que el método se aplica a las células tomadas por biopsia y, por tanto, no sustituye a la biopsia, sino que puede utilizarse para confirmar el diagnóstico en casos dudosos o difíciles. Además, las muestras recogidas para este análisis pueden conservarse durante mucho tiempo y, por tanto, utilizarse también posteriormente para otros estudios en profundidad o ensayos clínicos.
Rossella Valmarana, presidenta de la AIC, ha destacado: “El gran valor de esta metodología es que se basa en técnicas que ya están en uso en varios centros de diagnóstico, lo que favorece su fácil aplicación una vez validada la técnica, permitiendo así mejorar el diagnóstico de la enfermedad celíaca potencial y facilitando aquellos diagnósticos que todavía hoy resultan especialmente difíciles. La enfermedad celíaca potencial sigue siendo muy difícil de diagnosticar y conlleva una serie de aspectos a clarificar como su prevalencia, presentación clínica y evolución, y sobre todo indicaciones sobre el tratamiento terapéutico. Por eso estamos especialmente satisfechos con el resultado obtenido por el grupo de investigación que ha llevado a cabo el estudio financiado por la AIC, cuyos beneficios para los pacientes celíacos son ya visibles”.