El único tratamiento probado para la enfermedad celíaca es el cumplimiento de una dieta estricta sin gluten de por vida. Sin embargo, evitar por completo el gluten en la dieta es un reto y un número considerable de pacientes no responden plenamente, ni clínica ni histológicamente, a pesar de los esfuerzos realizados.
Como la enfermedad celíaca es frecuente y su fisiopatología central está bien dilucidada, se ha convertido en una enfermedad atractiva para el desarrollo de fármacos que aborden las limitaciones del tratamiento dietético. La mayoría de los esfuerzos se dirigen a la enfermedad celíaca no respondedora, definida como la persistencia de síntomas y/o signos de actividad de la enfermedad a pesar de una dieta sin gluten, incluidas las formas más graves de enfermedad celíaca refractaria de tipo 1 y 2.
El espectro de enfoques terapéuticos dirigidos a la enfermedad celíaca es cada vez mayor. Cada vez son más los enfoques terapéuticos dirigidos a mecanismos definidos en la patogénesis de la enfermedad celíaca, y algunos de ellos avanzan actualmente hacia estudios clínicos de fase 2-3.
Estos enfoques se han discutido en términos de eficacia potencial, viabilidad, seguridad y necesidad según lo definido por los pacientes, las autoridades reguladoras, los proveedores de atención médica y los pagadores.
