La relación entre la vitamina D y la enfermedad celíaca (EC) se ha estudiado principalmente en relación con las deficiencias relacionadas con la malabsorción causada por el estado patológico de la mucosa intestinal, que caracteriza a los sujetos celíacos.
Un reciente estudio, publicado por la Clínica Mayo de Rochester (EE. UU.), ha revelado que los pacientes con enfermedad celíaca asintomática no diagnosticada, pueden tener como único signo de la enfermedad una deficiencia de vitaminas y otros micronutrientes. Sin embargo, el papel de la vitamina D podría ser más amplio y afectar a la patogénesis de la enfermedad celíaca de manera más específica.
Recientes conocimientos sobre las funciones de la vitamina D en el cuerpo humano están abriendo un nuevo campo de investigación. Se ha sugerido que la vitamina D, además de las funciones en el metabolismo óseo, puede desempeñar un papel como mediador de la inflamación y regulador del sistema inmune a través de la mucosa intestinal, pudiendo influir en la permeabilidad de la barrera intestinal. Esta hipótesis sugiere que la vitamina D, por tanto, también puede desempeñar un papel en el desarrollo de la EC, al ser una patología crónica mediada por el sistema inmune del intestino delgado, desencadenada por la exposición al gluten.
Investigadores de la Universidad de Camerino, han publicado una revisión de los estudios publicados en la revista Nutrients que trataban sobre la relación entre la vitamina D, el sistema inmune y la enfermedad celíaca. Para ello, los investigadores utilizaron una serie de palabras clave en un buscador especializado, cin el fin de identificar los principales estudios publicados entre el 1 de enero de 2010 y el 7 de febrero de 2020.
Vitamina D y el sistema inmunitario
Los autores de la revisión recuerdan que la vitamina D ejerce efectos sobre diferentes aspectos de del sistema inmune y ayuda a promover la inmunidad innata al mantener y mejorar las defensas contra las infecciones. Paralelamente, al regular las células T y las células dendríticas (CD), desempeña un papel importante en la mitigación de las reacciones autoinmunes mediadas por las células T.
Este papel de la vitamina D ha sido confirmado por estudios que informan de un mayor riesgo de infección respiratoria y enfermedad autoinmune en casos de niveles bajos de vitamina D, así como por estudios que asocian la deficiencia de vitamina D y la enfermedad inflamatoria intestinal. De ahí, la hipótesis de que la vitamina D puede tener un papel clave en el inicio de la EC, al estar involucrada tanto en la regulación de la respuesta inmune (a través de la acción sobre las células dendríticas y T), ya sea alterando la permeabilidad intestinal o regulando las citocinas inflamatorias y la vía de liberación de zonulina, dos factores clave en la enfermedad celíaca.
Enfermedad celíaca y factores ambientales
Estudios recientes han puesto en relieve varios factores ambientales que podrían influir en el desarrollo de la enfermedad celíaca. En particular, la estación de nacimiento se ha convertido en un nuevo campo de estudio. Un estudio sueco mostró un mayor riesgo de EC en niños nacidos durante el verano en comparación con los nacidos en invierno y se encontraron resultados similares en un estudio italiano. Los supuestos que se han hecho para explicar estas diferencias son la menor exposición al sol de las madres durante el embarazo y el hecho de que a los bebés nacidos en el verano se les introduce el gluten durante el invierno, cuando aumenta la probabilidad de infección por rotavirus.
Sin embargo, los estudios actualmente disponibles, especialmente los relacionados con los niveles de vitamina D en el embarazo, no son concluyentes para aclarar la relación con el riesgo de desarrollar enfermedad celíaca, y sobre todo, no hay indicaciones claras sobre la utilidad de utilizar un suplemento.
Conclusión
Todavía no hay pautas e indicaciones específicas relacionadas ni con el estado óptimo de la vitamina D, ni con los suplementos específicamente relacionados con la enfermedad celíaca en términos de prevención primaria y secundaria.
Se requieren más estudios, en particular ensayos controlados aleatorios, para evaluar mejor el papel de la vitamina D, tanto en el inicio de la enfermedad celíaca como después de que la enfermedad ha sido diagnosticada. Estudiar y evaluar mejor el posible papel de la vitamina D en la aparición de la enfermedad celíaca podría indicar nuevas estrategias de prevención de la enfermedad.