El mijo es un cereal sin gluten con alto contenido de antioxidantes, fibra soluble y proteínas. Es por ello, que el mijo enriquece la cocina sin gluten en ensaladas, sopas, como acompañamiento de carnes y pescados, papillas o tortitas. Incluso, algunas cervecerías utilizan el mijo industrialmente como materia prima para la producción de cerveza sin gluten.
Descripción
El mijo, Panicum miliaceum L., es una planta que pertenece a la familia de las gramíneas dulces (Poaceae). Dependiendo de la naturaleza de los granos se hace una distinción entre el sorgo (grano grande) y el mijo (grano pequeño). En Europa, el mijo de grano pequeño (mijo de Proso) puede encontrarse en herbolarios y tiendas de dietética. Cada variedad individual de mijo puede crecer en diferentes suelos y zonas climáticas, influyendo en la composición final de nutrientes.
¿Dónde se cultiva el mijo?
El mijo es un cereal de verano, de crecimiento rápido y ciclo vegetativo corto, que se puede cultivarse tanto en zonas cálidas (África subsahariana) como en zonas templadas (Europa del Este). Según las estadísticas de la FAO, los continentes asiático y africano son los productores más fuertes de mijo. Más cocretamente, India, Nigeria, Níger y China, en particular, se encuentran entre los principales productores. Según Research and Markets en 2019 se produjeron 27.8 millones de toneladas de mijo.
Estructura de la planta
La estructura de la planta de mijo varía según la especie y el género. La altura de crecimiento varía mucho, pudiendo estar entre 40 y 80 cm si se trata de mijo enano y llegar hasta los 5 m en el caso del sorgo. Cada panícula está formada por racimos de espigas con frutos elípticos o redondos, que pueden tomar diferentes colores según la variedad, desde el blanco al amarillo al rojo o al marrón. El sistema radicular se caracteriza por un tamaño de 60 a 120 cm. Las hojas del mijo son lineales-lanceoladas.
Información sobre la siembra y cosecha
El mijo prospera mejor en suelos ligeros y arenosos, es resistente a la sequía y al estrés térmico, y sensible al encharcamiento. El mijo se cultiva a menudo como cultivo intermedio, favoreciendo las condiciones para una mayor biodiversidad y frenando la infestación por parásitos. El mijo se siembra a principios de mayo-junio, y el período de vegetación es de alrededor de 100 días. La recogida se realiza desde finales de agosto hasta principios de septiembre. Los rendimientos en el campo pueden oscilar entre los 2.000 kg y 3.000 kg por hectárea.
Perfil nutricional
Macronutrientes
Carbohidratos: 100 g de mijo contienen una media de 69 g de carbohidratos. El índice glucémico del mijo es alto, de 70, muy parecido a los valores que presenta el arroz.
Proteinas: el mijo aporta alrededor de 10-13 g de proteínas por cada 100 g. Al igual que otros cereales, el mijo también aporta cantidades significativas de aminoácidos esenciales, especialmente metionina y cisteína (Amadou, 2013).
Grasas: el contenido de grasa en los granos de mijo varía entre 1,5 y 3,5 g / 100 g. Más del 50% de los ácidos grasos son insaturados, predominando el contenido de ácido linoleico. Los granos contienen altos niveles de lecitina, que es particularmente importante para favorecer el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Micronutrientes
Vitaminas: los granos de mijo son una fuente importante de niacina y vitamina A. (Krishnan R, 2018).
Minerales: el mijo es rico en fósforo y magnesio. El consumo de una taza de mijo cocido cubre alrededor de una cuarta parte del requerimiento diario de ambos minerales. Otra característica del mijo es su alto contenido de hierro, que con poco menos de 7 mg / 100 g es el doble que el del trigo.
Antioxidantes: según una investigación de Liang et al., 2019, el mijo contiene varios compuestos fenólicos como: ácidos fenólicos, flavonoides, taninos, xilooligosacáridos (XOs), fibras insolubles y péptidos. Ciertos antioxidantes lipofílicos, como la vitamina E y los carotenoides, se distribuyen ampliamente entre las cepas.
Bibliografía
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